BIENVENIDAS

Este blog puede tener contenido que sea insultante para ti, aquí no solo encontrarás contenidos de ANOREXIA, BULIMIA, DROGAS y SEXO, si no que también es un diario al cual tengo todo el derecho pues quiero desahogar el mundo "alterno" en el que vivo, pero que quiera o no también es parte de mi realidad, si eres menor de edad: aléjate! pues no voy a tener tacto al escribir, recuerda que entras bajo tu propio riesgo....
¿Soy una basura? tal vez
¿Insito a alguien? no. No te pido, más bien, te ordeno no ofender, ni juzgar y exijo respeto el cual yo te doy pues no voy por el mundo tratando de encontrar blogs que me caguen y empiece a insultar, nadie te dice que sigas leyendo, espero que salgas .......................................... ................................................. sigo esperando............................. ...................................... ya?............................................................. Creo que ya, ahora si: BIENVENIDAS, espero que disfrutes mi blog, saludos a todas.**
gracias por leerme, espero que te guste y disfrutes de mi blog, graescias princesas. UN BESO*

Wednesday, May 11

UNA ENTRADA ESPECIAL

Fue un día raro para mí, hace tiempo que tuve el cuerpo que para mí, era perfecto pero: Me quede embarazada, sí, a mis 17 años me embaracé. Una historia de estupidez, "amor", desengaño, traición (ah!!) y demás cursilerias.... me enteré que estaba embarazada a los 5 meses de gestación, se preguntarán (o no) ¿y la menstruación? ¿los síntomas? ¿el AUMENTO DE PESO?!!!

 Esta entrada como dice el título es muy especial para mí, ya que a NADIE, se la he contado y de cierta forma quiero desahogarme, GRACIAS...

La historia la escribiré muy resumida: dos tipos se conocen y hacen el amor y tienen un hijo. jajajaja que tarada soy, bueno no tan resumida...
Conocí a este tipo "P" en unas clases de música en las que estaba, era mayor que yo, por 4 años, yo 17, él 21, empezamos a tratarnos, al principio él ni me hablaba, era un poco anti-social (según), estaban él y su hermano (un año mayor que él), le empecé a hablar a su hermano, me caía bien y me contaba que "P" había estado muy metido en las drugs, fumaba mucho y que andaba en "recuperación" por decirlo así.
De cualquier forma me llamó la atención, era un gran dibujante y pintaba increíblemente bien jajaja enserio. Cierto día coincidimos, siempre salía a fumar (maldito vicio!), yo salí a tirar basura ¬¬, se me quedó viendo, sonrío y se volteo apenado (jejeje como me gusto eso), para hacer plática le pedí un cigarro y ahí empezó todo....
Empezamos a tratarnos más, platicábamos; me gustaba su forma de pensar, atento, risueño pero a la vez serio, guapo (o al menos de muy buen ver jeje), muy sencillo y algo loco :o! En las clases en cada práctica jugabamos, nos "peleabamos", nos la pasabamos muy bien y demás cursilerias, que me gustaban, por supuesto.

Después de 2 meses me invito a su casa (era un viernes), el camino fue mejor, nos fuimos caminando (1 hora y media de camino), platicando, riendo, etc. Llegando no había nadie en su casa, el plan era pintar su cuarto, el cacho de pared que le faltaba pues ya todo su cuarto eran murales, a decir verdad yo no sé dibujar y mucho menos pintar pero eso era lo de menos, ahí iba a aprender o al menos eso pensé.

Eran tiempos de mucho calor, mucho, mucho calor así que, ¿porqué no unas cervezas? ah!!! que ricas cervezas, un poco de música y a ponerse a trabajar!, pero ya estábamos algo subidos de tono así que nos recostamos: él en el piso, yo en la cama, buena música y de repente un beso. Me da pena escribirlo, pues ya sabrán lo que pasó, jejeje me sonrojo pero pues tampoco me gusta ser vulgar. 
Después de un rato llegó su familia y me presentó como su novia y bueno pues ésa fue la primera de tantas... pero, que MIEEEEEEEERDA SOY! me quedé a dormir en su casa sin avisar en la mía, aprovechándo que no estaba mi madre y pues solo estaban mi hermano y papá y no me importaba mucho, yo estaba de lo más feliz :D, apagué mi celular. A la mañana siguiente tenía 75 llamadas perdidas y no sé cuantos mensajes, QUE CULERA, DE VERDAD QUE ESO NO SE HACE, QUE ME COSTABA AVISAR!! en fin, pasamos todo el fin de semana juntos (pero ya cada quien en su casa eh?)....
Ah! por cierto en lo que estabamos haciendo ya saben que, sonaba una canción de fondo que se repetía una y otra vez, todo tan "mágico" y CURSI, jajaja es que yo no soy así pero él me sacaba todo eso.

Días muy felices y noches mágicas, los dos abrazados, desnudos, con ropa, drogados, pintando, haciendo música, creando historias y conociendonos más...
Se me salió el tan fastidioso e inesperado "te amo", él también lo dijo.
 Abrió a todos por mí, yo hice lo mismo.

En fin que seguimos saliendo, fumando, haciéndolo y fumando otra vez... siempre nos cuidamos, pero un día platicando salió el tema de ¿y si tenemos un hijo? jajajajaja el solo pensarlo me daba escalofrios, miedo, risa y curiosidad, me cagaban en toda la extensión de la palabra los niños, y más lo pequeños, no me imaginaba JAMÁS SIENDO MADRE! y menos a esa edad, era un inmenso miedo!

Me empecé a preocupar pues no me bajaba pero como en mi ya era normal pues era muuuy irregular, me llegaba la tranquilidad. Le comenté y dijo que había unas pastillas (no las de al día siguiente) abortivas, no quise creer que estaba embarazada, así que le dije que no las quería.
Le dije que pasaría si estuviera embarazada, me contestó que obviamente se haría cargo -porque, lo dudas?- dijo -no se- respondí -no, entonces no me conoces yo no soy así- dijo -quien sabe- le dije e hizo cara de enojo 
NOTA: Que fácil es tener relaciones y después solo decir "me tomo unas pastillas o me practico un aborto" sin ver en verdad la vida que estamos matando, FUCK!!

Viajamos, que días tan bonitos la verdad pero en uno de ésos viajes todo cambio, aunque ésa es otra historia que está más de hueva que esta jajaja, bueno está interesante pero nada creíble, en fin que desde ese día empecé a desconfiar de él, ya no me causaba tanto placer su compañía, ahora era miedo, incertidumbre, era un "aléjate de mí, ¿quién eres?" empezó a cambiar, me lastimaba su forma de ser, (ah que carajo que empiezo a llorar! FUCK!! I need the power jeje ahora una sonrisa) era un verdadero patán, ese día me lo agarré a madrazos, es que soy una maldita cuando me lastiman, trató de golpearme pero no lo hizo, se detuvo y solo se protegía, que puto!!, ese día me quedé a dormir en su casa y terminamos dandonos la espalda y yo llorando en silencio...
A la mañana siguiente ni me pidió disculpas y nos volvimos a enojar, me fui de su casa, maldiciéndolo, "maldito imbécil!, malditos días!, malditas noches!, maldita casa! maldito cuarto!", en fin que me desquité con todo.
En la escuela yo no quería hablarle y aunque trataba de hacerme la plática lo abría, se cansó y un buen día llamó a mi casa: -que haces?- P
-ya me iba a dormir- yo
-estabas hablando por telefono?-P
-no, porque?-yo
-solo pregunto, como estaba ocupado-P
-...- yo
-entonces? que vamos a hacer- P
-porque?-yo
-ya ni me hablas y no quieres ni venir a mi casa o salir-P
-mañana hablamos- yo
-entonces, que vamos a hacer?- P
Era evidente que no queria esperar a un mañana, quería una respuesta ya
-pues ya no- yo
-entoces ya?-P
-ya que?- yo
-a la ver%$"&?-P
-si- yo
-va. nos vemos luego- P
-adios- yo 
Al día siguiente ni nos dirigimos la palabra, se fue más temprano y como si nos hubieramos puesto de acuerdo, lo encuentro en cierto lugar unos minutos más tarde.
Nos sonreímos y a mí me dio un gusto verlo:
-Que haces?- P
-viniendo a traer algo- yo
me hizo seña de que salieramos a hablar, pensé que tal vez me pediría que regresaramos, pero no fue así:
-quieres un cigarro?-P
-si- yo
-pero si estas (hizo seña de una panza) no puedes- P
Me le quedé viendo, no le dije nada
-estás o no estás?- P
No le dije nada, él sabía que si o muy pendejo!
Nos fuimos, traía una bici y él se la llevo, caminamos para la escuela y me dijo:
-vas a ir a la fiesta?- P
-no se, tú?- yo
-no creo, pero si vas yo voy- P
-...- yo
-nos vemos mañana- P
-adios- yo
Y ésa fue la última vez que lo vi, lo vi alejándose y desaparecer de la calle, porque lo volté a ver!!, ahora el recuerdo que me queda de él es su espalda...

Como me deprimí, no salía, ya no fui a las clases, estaba encerrada, que meses tan horribles, yo, ahí tirada en un sillón comiendo cuanta cosa tenía enfrente y viendo películas, todo el tiempo viendo PERSEPOLIS, la chica de la película se parecía a mí, en su casa no queriendo hacer nada y por culpa de un hombre, que patético!! pero así fue.
Así que mi aumento de peso fue explicado con eso.

Al año siguiente (2010) me enfermo y tengo que ir a l doctor, al acostarme para revisarme la doctora me pregunta que si estoy embarazada, me asusté, me puse nerviosa y dije no. Me dijo que se sentía una bola bien formada que se hacía en mi vientre, me mando a hacer un ultrasonido pues dijo que o era embarazo o un tumor, sinceramente rogaba por el tumor.
Me presento al ultrasonido semanas más tarde y me cofirman de un embarazo de exactamente 5 meses de gestación pero no me dicen el sexo, no se deja ver. Me explica la Dra. que ni piense en abortarlo pues sería muy riesgoso para mí pues ya tenía el cráneo bien formado. Escuché los latidos y me llegó una oleada de sentimientos, dudas y angustias.
Sinceramente ya lo sospechaba pues había algo en mí que no andaba bien, me sentía rara, el único síntoma que tuve fueron vomitos por 3 días y recordandolo bien mucho cansancio, fatiga, por eso era que no podía despegarme del sillón.

¿Qué hacía?, ¿Ir a decirle? ¿Quedarme callada? pero, el sabía que estaba embarazada y no recibí llamada alguna solo un mail que misteriosamente me llega un día antes de que me voy a hacer el ultrasonido, un poema que escribió, jajaja como cambian los tiempos, me gustan más las cartitas :D

Tenía que tenerlo o podía darlo en adopción, sin duda cualquiera de las dos cambiaría mi vida para siempre, decidí tenerla conmigo a mi lado, porqué darla?, al fin al cabo, quiera o no, hubo mucho amor de por medio al momento de su concepción, era mi hijo, DE NADIE MÁS.
Adios a las dietas, ayunos, laxantes, cigarros, alcohol, ejercicio excesivo, Hola a las dietas con más de 2000 calorías, ejercicio para embarazadas y antojos al por mayor, pero no me importaba, JAMÁS IBA A SER UNA EMBARAZADA ANOREXICA, EN MI CUERPO SI, PERO NO EN EL DE UN SER HUMANO QUE APENAS IBA A EMPEZAR A VIVIR Y QUE PODÍA NACER CON ALGUNA DISCAPACIDAD LA CUAL NUNCA ME HUBIERA PERDONADO...
Jamás se me noto el embarazo a mi noveno mes tenía panza de 5 meses, parecía gordita embarazada, por lo tanto nadie me daba el asiento o tenía cuidado conmigo así que era el cuidado al por mayor.

No lo he visto, no creo volver a verlo, o tal vez en unos años de casualidad, pero díganme ¿creen que en realidad no sepa que estaba embarazada? yo, lo dudo.   

Y falta más por decir, estoy en mi carrerra, mi vida es tranquila (por el momento), por el momento no drugs
tengo que estar al 10000000000000000, esto de estudiar y ser mamá de tiempo completo es algo agotador...

DISCULPEN POR MI ABURRIDA HISTORIA PERO DE VERDAD QUE QUERÍA DESAHOGARME Y GRACIAS A LAS QUE LA LEYERON TODA, LAS QUIERO, CADA UNA CON SU PERSONALIDAD Y PROBLEMAS DIFERENTES, DE VERDAD GRACIAS (ya empecé de sentimental jejeje) GRACIAS...

Saturday, May 7

Viendo resultados

Antes que nada:

QUINTO DÍA DE LA CARRERA:
*dos litros de agua= 200ptos.
*hasta 600cal= 100 ptos.
y luego el arrepentimiento:
*ocho laxantes= 400 ptos.




Feliz y triste a la vez, estoy viendo resultados pues empiezan los comentarios de: "te ves bien, te ves más delgada" pero la puta tentación de "celebrar" con comida (pésimo) y después el arrepentimiento de laxarme.

Había dicho que no iba a tomarlos, pero viendo las circunstancias de que todo iba muy bien decidí no arriesgarme. Así que ya saben, si se levantan por la noche acuérdense de una estúpida que está metida en el baño por: estúpida ¬¬!




Es que mi metabolismo es "raro", así como bajo de peso :D, así también lo subo :( no me cuesta trabajo pero es muy perjudicial estar teniendo tantos bajones, unos días te sientes ligera y en otros una cerda, bueno tiene razón http://princes-ana-metal.blogspot.com/ (PrincessMetaly) ya no me voy a llamar así, las cosas por su nombre: una GORDA - PANZONA.

Mañana espero que sea un buen día, iré a una tocada en la noche así que no podré postear mi reporte y la verdad no prometo no tomar cerveza pues me encontraré con varios conocidos y pues ya tiene rato que no los veo y la verdad que le hago si son bien "cheleros" y yo también jejeje, por eso no voy a comer nada en el día (aunque se me va a subir más rápido, pero no importa porque voy con mi novio, así ya tengo quien me cargue jajaja) pero espero seguir "limpia" de las drugs (por ahora) pues tengo un motivo demasiado especial y fuerte para no hacerlo...

Que pasen un buen fin de semana todas y UN SALUDO***

Friday, May 6

THINSPO AÑOS 70s

Bueno pues primero que nada mi reporte de la carrera.
TERCER DÍA DE LA CARRERA:
*dos litros de agua= 200ptos.
*hasta 400cal= 250ptos.
*doscientas abdominales= 200ptos.
*esconder y tirar comida= 50ptos.
*superar la tentación y decir NO= 100 ptos.

CUARTO DÍA DE LA CARRERA:
*tres litros de agua= 300ptos.
*hasta 250cal= 400ptos
*una hora de ejercicio= 100ptos.
*esconder y tirar comida= 50ptos.
*superar la tentación y decir NO!= 100ptos. (ésta fue la prueba de fuego pues iba tan bien pero me salen con una comida que me encanta! pero supe decir: "No gracias".

Ahora si, seguimos con:
AÑOS 70s
PATTY SMITH: Tal vez no es una mujer muy, como se diría? muy "bonita" pero sinceramente amo su extremada delgadez, su forma de pensar y soy fiel lectora de su poesía.



SIOUXSIE SIOUX



SISSY SPACEK


MIA FARROW



ELIZABETH TAYLOR



UN SALUDO A TODAS***



Wednesday, May 4

Thinspo años 60s

SEGUNDO DÍA DE LA CARRERA:
Pues hoy me fue mejor:
*dos litros de agua= 200ptos.
*hasta 400 cal= 250 ptos.
*cien abdominales= 100ptos.
*esonder y tirar comida= 50ptos.
Me tomé dos cervezas chicas pues fui con mi novio al boliche y ya entrados en quien ganaría que se pone a pedir y como él no había comido, pues que me quedaba :S...

Bueno pues hoy les hablaré de aquéllos maravillosos años en que se inventó la minifalda:

AÑOS 60s


 ANITA PALLENBERG
modelo y actriz en los 60, lo es aún hoy en día . Anita, una rubia que tuvo mucha suerte con los hombres, primeramente salio con el fallecido Brian Jones, luego comenzó a salir con el compañero de banda de Jones Keith Richards,para luego abandonarlo para irse con Mick


EDIE SEDWICK: Conocida por ser la superstar de Andy Warhol, murió por exceso de barbitúricos




SHARON TATE: Ella fue esposa del director, productor y actor de cine Roman Polanski, murio a manos de la famillia Manson, fue acuchillada varias veces estando embarazada.


NICO: Reconocida por ser la cantante de The Velvet Underground.


PATTIE BOYD



JEAN SEBERG (mi favorita)


En fin una lista interminable de hermosas mujeres que en su época eran las Megan Fox de hoy...







UN SALUDO A TODAS***


Bueno pues ya corregí mis dos errores, gracias por hacérmelos saber, ahora me siento estúpida ;D pero es mucho mejor que quedar en la ignorancia.
GRACIAS!













Monday, May 2

Thinspo años 50s

Desde el sábado estoy tratando de postear pero el maldito Internet va muuuuy lento y las imágenes ni se pueden cargar, pero bueno.
Ya empezó el día de hoy la carrera! estoy DEMASIADO MAL, más que nada triste pues empecé con el pie izquierdo :( 
En la mañana no comí nada, bebí 1 litro de agua pero cuando fue cayendo la tarde me tuve que comer unos doritos que me invitaron, unas dos galletas, en fin pura porqueria, eso no fue lo peor, aparte ni hice ejercicio y no tomé más de 2 litros :(. Me siento mal pero esto me servirá de experiencia para mañana y abstenerme, decir y repetir una y otra vez: NO!!! NO!!! y NO!!!

Sólo hice 250 puntos!!! :(

Pues me daré animos con lo que iba postear ya hace dos días, sé que me faltan muchas pero prometo echarle más ganas a los 60s ;) pero en fin... SALUDOS A TODAS***

AÑOS 50s

“Me gusta estar totalmente vestida, o sino totalmente desnuda. No me gustan las medias tintas”. Firme, decidida, inquebrantable, así era ella. Una gran mujer imagen de una época: los años 50 fueron suyos.











Saturday, April 30

Tip ¿para que no dé hambre?

He leído varios blogs en los que te dicen que fumar te quita el hambre ó te adelgaza, en lo personal a mí no me quita el hambre, más bien hace que se me olvide la comida y me fume otro y otro y otro, si, LO ODIO, LO DETESTO, pero desgraciadamente estoy en un punto en el cual me estoy volviendo adicta al MaLDiTo CigARro, creo que es porque me ayuda a "relajarme-concentrarme", o tal vez ese sea un pretexto idiota para no decir que es porque simplemente soy tonta y me enganche en eso, lo bueno es que como casi nunca traigo dinero pues no he podido comprarme una cajetilla y me conformo con los sueltos pero ya viendo lo caro que están me abstengo y eso me ha ayudado muchísimo. 

Cada quien (obviamente) hace de su vida lo que quiera pero creo que es bueno dudar SIEMPRE de TODO lo que lees o escuchas, hay que ser escépticas, investigar por tu cuenta, sacar tus conclusiones y ver si te convence para poder hacerlo, digo, TODOS somos distintos, distinto organismo, cuerpo, etc, y pues lo que me funciona a mí tal vez no te funcione a ti.  

 

 

El engaño del tabaco "light"

Dado que entre los fumadores cada vez hay mayor interés por los riesgos que comporta el tabaco, las tabaqueras han inundado el mercado con cigarrillos light, acompañándolos de publicidad engañosa sobre el producto que afirma que son menos peligrosos para la salud.
Hay que dejar bien claro que los "beneficios" de su consumo dejan mucho que desear, ya que si bien es verdad que este tipo de presentación ofrece la "ventaja" de un menor contenido en nicotina y alquitranes que los cigarrillos normales, la necesidad de dosis concreta de nicotina provoca que la persona fumadora haga inhalaciones más largas y que consuma un mayor número de cigarrillos.
Además, a este ansia natural por saciar la necesaria dosis, las compañías tabaqueras le han añadido refuerzos como el de poner filtros más blandos, que se aplastan mucho más que los normales al cogerlos entre los dedos y obligan a chupar con más fuerza e intensidad para conseguir inhalar el humo.
Si se ha optado por ellos sólo para reducir los riesgos, deberían tenerse en cuenta estos hechos.

Los saborizantes y aromatizantes potencian en muchos casos la fuerza adictiva y el mayor consumo del tabaco.
 Una pregunta (si es que fuman), ¿en verdad el fumar te quita el hambre o te ha adelgazado, ó solo te haces a la idea porque lo has leído?
Sinceramente yo al principio sí me hice muy a la idea de que me iba a quitar el hambre o adelgazar hasta que me di cuenta que terminé por fumar por puro placer, vicio y antojo


Un saludo a todas**

Friday, April 29

Dieta Disociada

La siguiente es una dieta disociada y muy conocida, elaborada por el Dr. Carlos Graschinsky, endocrinólogo, especialista en metabolismo. Se trata de dieta disociada extrema y de shock, en la que se come un grupo de alimentos por día. Con la dieta disociada de 10 días del Dr. Carlos Graschinsky, se pueden perder entre 3 y 5 kilos dependiendo de la persona.

Primer día
Solo frutas

Segundo día
Solo verduras

Tercer día
Solo lácteos

Cuarto, quinto y sexto día
Almuerzo y cena
Solo pescado, o pollo

Puede agregar yogur en los horarios, de desayuno y merienda

Séptimo y octavo día

Almuerzo y cena
Solo carnes, pollo, o pescado (muy recomendado)
Puede agregar yogur en los horarios de desayuno y almuerzo.

Noveno y décimo día
Almuerzo y cena
Solo arroz integral, o lentejas



Lo positivo
- Es una dieta shock, para adelgazar rápidamente pocos kilos.
- Es muy fácil de realizar.
- No hay límite con la cantidad de alimentos, aunque se recomienda dejar en el plato comida, cuando se está satisfecho.
- La ha hecho mucha gente, que le ha ido muy bien.
- Es una dieta diagnóstico, porque quien no baja por lo menos 3 kilos, indica una mayor probabilidad, de tener un problema interno, que le genere el aumento de peso con facilidad.

Lo negativo
- No es equilibrada.
- Es para realizarla durante un breve tiempo.
- Mucha gente, no soporta comer 3 días solo pollo.



Una dieta infalible

De verdad que mal me siento, subí 2kg, 2 malditos kg, tengo pensado bajar 13 kg en máximo un mes, con la dieta del agua, la recomiendo pues es maravillosa, ya la había probado antes y me funcionó de maravilla, bajé 7kg en una semana
 
LUNES
Desayuno: 1 litro de agua (4 vasos) + una manzana.
Media mañana: 1/4 de litro de agua (1 vaso)
Comida (Almuerzo): 1 litro de agua (4 vasos) + 1 ensalada de tomate y lechuga con un poco de sal y limón (en un plato de los de sopa)
Merienda: 1/4 de litro de agua(1 vaso)
Cena: • 1/2 litro de agua + 1 paquete de galletas integrales

MARTES
Desayuno: 3/4 de litro de agua (3 vasos) + 1 vaso de avena con leche descremada.
Media mañana: 1/4 de litro de agua (1 vaso)
Comida (Almuerzo): 1 litro de agua (4 vasos) + 1 porción de arroz
Merienda: 1/4 de litro de agua(1 vaso)
Cena: • 1/2 litro de agua + 1 huevo cocido (duro) con un poco de sal.

MIÉRCOLES
Desayuno: 3/4 de litro de agua (3 vasos) + 1 vaso de leche descremada con granola.
Media mañana: 1/4 de litro de agua (1 vaso)
Comida (Almuerzo): 1 litro de agua (4 vasos) + 1 sandwich de atún con lechuga y tomate (atún en agua no en aceite)
Merienda: 1/4 de litro de agua(1 vaso)
Cena: • 1/2 litro de agua + media pechuga asada con un poco de sal.

JUEVES
Desayuno: 1 litro de agua (4 vasos) + una pera.
Media mañana: 1/4 de litro de agua (1 vaso)
Comida (Almuerzo): 1 litro de agua (4 vasos) + dos papas grandes cocinadas con un poco de sal.
Merienda: 1/4 de litro de agua(1 vaso)
Cena: 1/2 litro de agua + tres tostadas integrales.


VIERNES (Opción 1)
Desayuno: 3/4 de litro de agua (3 vasos) + 1 taza de café con leche descremada (sin azúcar o con edulcorante)
Media mañana: 1/4 de litro de agua (1 vaso)
Comida (Almuerzo): 3/4 litro de agua (3 vasos) + 1 ensalada de frutas (melón, papaya y manzana en un plato de los de sopa)
Merienda: 1/4 de litro de agua(1 vaso)
Cena: 1/4 de litro de agua(1 vaso) + 1 caldo de verduras

VIERNES (Opción 2)
Desayuno: 3/4 de litro de agua (3 vasos) + 1 sandwich de queso (con pan integral)
Media mañana: 1/4 de litro de agua (1 vaso)
Comida (Almuerzo): 1 litro de agua (4 vasos) + una carne de hamburguesa asada
Merienda: 1/4 de litro de agua(1 vaso)
Cena: 3/4 de litro de agua (3 vasos) + 1 ensalada de mango y lechuga en un plato de los de sopa.

SÁBADO
Desayuno: 3/4 de litro de agua (3 vasos) + 1 yogur light
Media mañana: 1/4 de litro de agua (1 vaso)
Comida (Almuerzo): 1 litro de agua (4 vasos) + un plato pequeño de lentejas o fríjoles
Merienda: 1/4 de litro de agua (1 vaso)
Cena: 1/2 litro de agua + 1 ensalada de verduras (zanahoria y arvejas con un poco de sal)

DOMINGO

Desayuno: 3/4 de litro de agua (3 vasos) + 1 yogur light
Media mañana: 1/4 de litro de agua (1 vaso)
Comida (Almuerzo): 3/4 litro de agua (3 vasos) + una crema de espinacas
Merienda: 1/4 de litro de agua (1 vaso)
Cena: 1 vaso de leche
 
OJO: LA DIETA ES DE PRINCESA LORELEI (http://prinzessinloreleiwannabeana.blogspot.com/2010/06/dieta-del-agua-para-bajar-de-5-7-kilos.html), NO ME ESTOY ROBANDO NINGÚN POST, ELLA SE MERECE TODO EL CRÉDITO PERO POR ÚNICA OCASIÓN HAGO ESTO, PUESTO QUE A MÍ ME FUNCIONÓ DE MARAVILLA.
 
Aunque para ser sincera yo le quité todas las cenas pues sentí que comía demasiado.

Lástima, lo que para la vista sea agradable, no lo sea para el tacto

Si las mujeres somos crueles al momento de criticar a alguna chica, ¿que esperamos de los hombres? son unos malditos jejeje, no en serio, digo, quien no ha sido rechazada por algun tipo que te gusta pero a él le gusta más otra físicamente, YO SI, digo, no me considero fea, de verdad que no, pero tampoco una top model dejémoslo que soy "normalita".
Los hombres al momento de "elegir" a alguna chica primero que nada se fijan en el cuerpo (obvio) flacas o delgadas o todo menos gordas,  pero después se quejan porque no tocan "carne"!!, quién los entiende, quieren tener una chica linda delgadita pero quieren tocar una con más carnes.

Y es muy cierto, el 95% de los hombres lo piensa aunque no lo diga.
Por eso digo:
 LÁSTIMA QUE LO QUE PARA LA VISTA SEA AGRADABLE NO LO SEA PARA EL TACTO... 



Friday, April 15

El mejor ejercicio, pruébenlo!

Es el mejor ejercicio por las grandes cantidades de calorías que pierdes, ya que aparte de ser natural tiene una importante propiedad que es la del PLACER, si, es el SEXO.
Estamos demasiado agobiadas y cansadas por el maldito gym que si bien es de lo más relajante al final, (pero no tan placentero) y los ayunos que hacemos pero, porqué no darle una oportunidad a este ejercicio? 

QUE PROPIEDADES CONTIENE?

Se estima que puedes llegar a perder unas 7500 kalorías al año si practicas sexo unas tres veces por semana.  Y es que los movimientos pélvicos, la aceleración del ritmo cardíaco,  la vasodilatación de las zonas genitales erógenas, la aceleración de la respiración,  el orgasmo..., suponen un gasto de energía considerable.



CUÁNTAS CALORÍAS PIERDES?

El autor norteamericano Richard Smith ha escrito varios libros sobre el adelgazamiento y el sexo en el que se detallan cosas tan curiosas como:

Se pierden 120 calorías solo con desvestir a la parejaCuando se tienen un orgasmo real  se pierden 27 calorías aunque si es fingido puedes llegar a perder unas 160 calorías, jajajaja ya ven, no se sientan culpables!

Además, ¿para que subir y bajar escaleras si pierdes unas150 calorías en una relación sexual de unos veinte minutos?
No hay una descripción disponibleCon un simple beso... 60 calorías fuera
QUÉ POSTURAS SE RECOMIENDA?

Si él hombre está encima de la chica unas 56 cal.

Si la mujer está encima (sin erección) unas 550 cal., mientras que si hay erección son unas 75 cal.




No hay una descripción disponibleDesabrochar el sujetador con nervios son 36 cal., mientras que si no hay nervios... son 8cal.

 EL ARCO

Olvídate de las mancuernas y las pesas para fortalece los brazos. Pon en práctica la postura del 'arco'. Es una variante del tradicional 'Cara a cara', aunque con una modificación, ya que deberás apoyar tus brazos detrás de los hombros a la vez que levantas la pelvis y flexionas las piernas, ligeramente abiertas esperando la penetración por parte de tu pareja.
Aunque es una postura cansada, el sacrificio será recompensado con un intenso orgasmo.


EL PERRITO

También conocida como 'El perrito', este clásico del Kamasutra es ideal para trabajar los glúteos. Cambia las odiosas sentadillas por una placentera sesión de sexo con 'el perrito'.
Además de reafirmar tus glúteos, conseguirás asegurarte el orgasmo, ya que facilita la estimulación directa del clítoris. Un encuentro salvaje en el que las caricias están garantizadas.


LA PROFUNDA

La postura sexual de 'La profunda' pone a prueba tu flexibilidad. La intensidad de la penetración solo es apta para mujeres con cierta elasticidad. Además de ser una postura del Kamasutra ideal para evitar oxidarte, es una forma de penetración que garantiza un contacto genital único e intenso. Los testículos se posan suavemente entre los glúteos y el clítoris se encuentra presionado por la abertura de las piernas.
LA AMAZONA

Otra forma de trabajar los glúteos y fortalecerlos es mediante la postura de 'La amazona'. Seguro que si la pruebas, verás con otros ojos las temidas y odiadas sentadillas con las que has sudado tantas veces en el gimnasio.
Para ponerla en práctica debes 'sentarte' en el pene erecto de tu pareja lentamente. El ritmo de penetración de arriba a bajo te garantizará un orgasmo de lo más placentero de la forma más salvaje y primitiva.

LA CARRETILLA

Pon a prueba tu resistencia con una postura sexual solo apta para los más atrevidos. La postura de 'La carretilla', obliga a tener cierto equilibrio y aguantar el peso con los brazos pese a que el chico levante las piernas de su pareja.
 'El estímulo y el placer se concentran en los genitales de ambos, pero es el hombre quien lleva el ritmo atrayendo el cuerpo de ella hacia el suyo. La variedad de movimientos y sensaciones que permite la postura es asombrosa: circulares, ascendentes y descendentes, con las piernas de ella más cerradas o bien abiertas...'


¿Y en cuestión de orgasmos?
Un orgasmo real de una chica equivale a unas 27 cal., mientras que si es fingido... 360cal. Eso sí, dependiendo de la intensidad se queman más o menos calorías. Así que cuando tu expresión no cambia tan solo estás quemando unas 3 calorías mientras que si ves las estrellas... son unas 90cal.
No hay una descripción disponibleCuidado, cuando finges un orgasmo pierdes muchas más calorías que cuando es real y está comprobado...

Pero lo más importante, recuerda que para esto necesitas tener varias cosas en cuenta:
1. Una pareja estable u ocacional, yo recomiendo mejor 100% estable
2. Un lugar que sea más que nada placentero para ti y nadamás para ti
3. Ganas
4. Tener siempre agua al alcance, indispensable
Y lo último y más importante:
5. CONDONES, a menos de que quieras un hijo o una infección gratis. Recuerda que hay de diferentes tipos, sabores, colores, formas, olores, etc, así que NO HAY PRETEXTOS.


Un saludo a todas

Monday, April 11

IN MY SECRET LIFE

EN MI VIDA SECRETA
Te vi esta mañana.
Te movías rápidamente.
No puedo permitirme perder el control al pasar.
Y te echo tanto de menos.
No hay nadie a la vista
y todavía estamos haciendo el amor
En Mi Vida Secreta.

Yo sonrío cuando estoy enfadado
Hago trampas y miento.
Hago lo que tengo que hacer
para sobrevivir.
Pero sé lo que está equivocado.
Y sé lo que es correcto.
Y moriría por la verdad
en Mi Vida Secreta.

Aguanta, aguanta hermano mío.
Hermana mía, aguanta, firme.
Finalmente recibí las ordenes
Iré marchando a través de la mañana.
Marchando a través de la noche,
Moviéndome por la frontera.
En Mi Vida Secreta.

Parecía a través del papel
que ibas a echarte a llorar.
A nadie le preocupa si la gente
vive o muere.
Y el mercader quiere que pienses
que todo es o blanco o negro.
Gracias a Dios eso no es tan sencillo en Mi Vida Secreta.

Me muerdo el labio.
Compro lo que me dicen:
Desde el último éxito,
a la sabiduría del viejo.
Pero siempre estoy solo.
y mi corazón es como el hielo.
Y está atestado y frío
en Mi Vida Secreta


Canción que describe perfectamente mi vida con anorexia y bulimia...

Sabías que..?


El pozo y el péndulo

Quiero compartir algo de la poesía de Poe, más éste texto que si bien se refiere a las torturas que se pasaron en aquéllas épocas de la inquisición, es muy parecido a las luchas que llebamos constantemente, salimos de una para entrar en otra y al final...

Espero que sea de su agrado ya que me considero una FAN FROM HELL jejeje de la poesía.

Sentía náuseas, náuseas de muerte después de tan larga agonía; y, cuando por fin me desataron y me permitieron sentarme, comprendí que mis sentidos me abandonaban. La sentencia, la atroz sentencia de muerte, fue el último sonido reconocible que registraron mis oídos. Después, el murmullo de las voces de los inquisidores pareció fundirse en un soñoliento zumbido indeterminado, que trajo a mi mente la idea de revolución, tal vez porque imaginativamente lo confundía con el ronroneo de una rueda de molino. Esto duró muy poco, pues de pronto cesé de oír. Pero al mismo tiempo pude ver... ¡aunque con qué terrible exageración! Vi los labios de los jueces togados de negro. Me parecieron blancos... más blancos que la hoja sobre la cual trazo estas palabras, y finos hasta lo grotesco; finos por la intensidad de su expresión de firmeza, de inmutable resolución, de absoluto desprecio hacia la tortura humana. Vi que los decretos de lo que para mí era el destino brotaban todavía de aquellos labios. Los vi torcerse mientras pronunciaban una frase letal. Los vi formar las sílabas de mi nombre, y me estremecí, porque ningún sonido llegaba hasta mí. Y en aquellos momentos de horror delirante vi también oscilar imperceptible y suavemente las negras colgaduras que ocultaban los muros de la estancia. Entonces mi visión recayó en las siete altas bujías de la mesa. Al principio me parecieron símbolos de caridad, como blancos y esbeltos ángeles que me salvarían; pero entonces, bruscamente, una espantosa náusea invadió mi espíritu y sentí que todas mis fibras se estremecían como si hubiera tocado los hilos de una batería galvánica, mientras las formas angélicas se convertían en hueros espectros de cabezas llameantes, y comprendí que ninguna ayuda me vendría de ellos. Como una profunda nota musical penetró en mi fantasía la noción de que la tumba debía ser el lugar del más dulce descanso. El pensamiento vino poco a poco y sigiloso, de modo que pasó un tiempo antes de poder apreciarlo plenamente; pero, en el momento en que mi espíritu llegaba por fin a abrigarlo, las figuras de los jueces se desvanecieron como por arte de magia, las altas bujías se hundieron en la nada, mientras sus llamas desaparecían, y me envolvió la más negra de las tinieblas. Todas mis sensaciones fueron tragadas por el torbellino de una caída en profundidad, como la del alma en el Hades. Y luego el universo no fue más que silencio, calma y noche.

Me había desmayado, pero no puedo afirmar que hubiera perdido completamente la conciencia. No trataré de definir lo que me quedaba de ella, y menos describirla; pero no la había perdido por completo. En el más profundo sopor, en el delirio, en el desmayo... ¡hasta la muerte, hasta la misma tumba!, no todo se pierde. O bien, no existe la inmortalidad para el hombre. Cuando surgimos del más profundo de los sopores, rompemos la tela sutil de algún sueño. Y, sin embargo, un poco más tarde (tan frágil puede haber sido aquella tela) no nos acordamos de haber soñado. Cuando volvemos a la vida después de un desmayo, pasamos por dos momentos: primero, el del sentimiento de la existencia mental o espiritual; segundo, el de la existencia física. Es probable que si al llegar al segundo momento pudiéramos recordar las impresiones del primero, éstas contendrían multitud de recuerdos del abismo que se abre más atrás. Y ese abismo, ¿qué es? ¿Cómo, por lo menos, distinguir sus sombras de la tumba? Pero si las impresiones de lo que he llamado el primer momento no pueden ser recordadas por un acto de la voluntad, ¿no se presentan inesperadamente después de un largo intervalo, mientras nos maravillamos preguntándonos de dónde proceden? Aquel que nunca se ha desmayado, no descubrirá extraños palacios y caras fantásticamente familiares en las brasas del carbón; no contemplará, flotando en el aire, las melancólicas visiones que la mayoría no es capaz de ver; no meditará mientras respira el perfume de una nueva flor; no sentirá exaltarse su mente ante el sentido de una cadencia musical que jamás había llamado antes su atención.

Entre frecuentes y reflexivos esfuerzos para recordar, entre acendradas luchas para apresar algún vestigio de ese estado de aparente aniquilación en el cual se había hundido mi alma, ha habido momentos en que he vislumbrado el triunfo; breves, brevísimos períodos en que pude evocar recuerdos que, a la luz de mi lucidez posterior, sólo podían referirse a aquel momento de aparente inconsciencia. Esas sombras de recuerdo me muestran, borrosamente, altas siluetas que me alzaron y me llevaron en silencio, descendiendo... descendiendo... siempre descendiendo... hasta que un horrible mareo me oprimió a la sola idea de lo interminable de ese descenso. También evocan el vago horror que sentía mi corazón, precisamente a causa de la monstruosa calma que me invadía. Viene luego una sensación de súbita inmovilidad que invade todas las cosas, como si aquellos que me llevaban (¡atroz cortejo!) hubieran superado en su descenso los límites de lo ilimitado y descansaran de la fatiga de su tarea. Después de esto viene a la mente como un desabrimiento y humedad, y luego, todo es locura -la locura de un recuerdo que se afana entre cosas prohibidas.

Súbitamente, el movimiento y el sonido ganaron otra vez mi espíritu: el tumultuoso movimiento de mi corazón y, en mis oídos, el sonido de su latir. Sucedió una pausa, en la que todo era confuso. Otra vez sonido, movimiento y tacto -una sensación de hormigueo en todo mi cuerpo-. Y luego la mera conciencia de existir, sin pensamiento; algo que duró largo tiempo. De pronto, bruscamente, el pensamiento, un espanto estremecedor y el esfuerzo más intenso por comprender mi verdadera situación. A esto sucedió un profundo deseo de recaer en la insensibilidad. Otra vez un violento revivir del espíritu y un esfuerzo por moverme, hasta conseguirlo. Y entonces el recuerdo vívido del proceso, los jueces, las colgaduras negras, la sentencia, la náusea, el desmayo. Y total olvido de lo que siguió, de todo lo que tiempos posteriores, y un obstinado esfuerzo, me han permitido vagamente recordar.
Hasta ese momento no había abierto los ojos. Sentí que yacía de espaldas y que no estaba atado. Alargué la mano, que cayó pesadamente sobre algo húmedo y duro. La dejé allí algún tiempo, mientras trataba de imaginarme dónde me hallaba y qué era de mí. Ansiaba abrir los ojos, pero no me atrevía, porque me espantaba esa primera mirada a los objetos que me rodeaban. No es que temiera contemplar cosas horribles, pero me horrorizaba la posibilidad de que no hubiese nada que ver. Por fin, lleno de atroz angustia mi corazón, abrí de golpe los ojos, y mis peores suposiciones se confirmaron. Me rodeaba la tiniebla de una noche eterna. Luché por respirar; lo intenso de aquella oscuridad parecía oprimirme y sofocarme. La atmósfera era de una intolerable pesadez. Me quedé inmóvil, esforzándome por razonar. Evoqué el proceso de la Inquisición, buscando deducir mi verdadera situación a partir de ese punto. La sentencia había sido pronunciada; tenía la impresión de que desde entonces había transcurrido largo tiempo. Pero ni siquiera por un momento me consideré verdaderamente muerto. Semejante suposición, no obstante lo que leemos en los relatos ficticios, es por completo incompatible con la verdadera existencia. Pero, ¿dónde y en qué situación me encontraba? Sabía que, por lo regular, los condenados morían en un auto de fe, y uno de éstos acababa de realizarse la misma noche de mi proceso. ¿Me habrían devuelto a mi calabozo a la espera del próximo sacrificio, que no se cumpliría hasta varios meses más tarde? Al punto vi que era imposible. En aquel momento había una demanda inmediata de víctimas. Y, además, mi calabozo, como todas las celdas de los condenados en Toledo, tenía piso de piedra y la luz no había sido completamente suprimida.

Una horrible idea hizo que la sangre se agolpara a torrentes en mi corazón, y por un breve instante recaí en la insensibilidad. Cuando me repuse, temblando convulsivamente, me levanté y tendí desatinadamente los brazos en todas direcciones. No sentí nada, pero no me atrevía a dar un solo paso, por temor de que me lo impidieran las paredes de una tumba. Brotaba el sudor por todos mis poros y tenía la frente empapada de gotas heladas. Pero la agonía de la incertidumbre terminó por volverse intolerable, y cautelosamente me volví adelante, con los brazos tendidos, desorbitados los ojos en el deseo de captar el más débil rayo de luz. Anduve así unos cuantos pasos, pero todo seguía siendo tiniebla y vacío. Respiré con mayor libertad; por lo menos parecía evidente que mi destino no era el más espantoso de todos.

Pero entonces, mientras seguía avanzando cautelosamente, resonaron en mi recuerdo los mil vagos rumores de las cosas horribles que ocurrían en Toledo. Cosas extrañas se contaban sobre los calabozos; cosas que yo había tomado por invenciones, pero que no por eso eran menos extrañas y demasiado horrorosas para ser repetidas, salvo en voz baja. ¿Me dejarían morir de hambre en este subterráneo mundo de tiniebla, o quizá me aguardaba un destino todavía peor? Demasiado conocía yo el carácter de mis jueces para dudar de que el resultado sería la muerte, y una muerte mucho más amarga que la habitual. Todo lo que me preocupaba y me enloquecía era el modo y la hora de esa muerte.

Mis manos extendidas tocaron, por fin, un obstáculo sólido. Era un muro, probablemente de piedra, sumamente liso, viscoso y frío. Me puse a seguirlo, avanzando con toda la desconfianza que antiguos relatos me habían inspirado. Pero esto no me daba oportunidad de asegurarme de las dimensiones del calabozo, ya que daría toda la vuelta y retornaría al lugar de partida sin advertirlo, hasta tal punto era uniforme y lisa la pared. Busqué, pues, el cuchillo que llevaba conmigo cuando me condujeron a las cámaras inquisitoriales; había desaparecido, y en lugar de mis ropas tenía puesto un sayo de burda estameña. Había pensado hundir la hoja en alguna juntura de la mampostería, a fin de identificar mi punto de partida. Pero, de todos modos, la dificultad carecía de importancia, aunque en el desorden de mi mente me pareció insuperable en el primer momento. Arranqué un pedazo del ruedo del sayo y lo puse bien extendido y en ángulo recto con respecto al muro. Luego de tentar toda la vuelta de mi celda, no dejaría de encontrar el jirón al completar el circuito. Tal es lo que, por lo menos, pensé, pues no había contado con el tamaño del calabozo y con mi debilidad. El suelo era húmedo y resbaladizo. Avancé, titubeando, un trecho, pero luego trastrabillé y caí. Mi excesiva fatiga me indujo a permanecer postrado y el sueño no tardó en dominarme.

Al despertar y extender un brazo hallé junto a mí un pan y un cántaro de agua. Estaba demasiado exhausto para reflexionar acerca de esto, pero comí y bebí ávidamente. Poco después reanudé mi vuelta al calabozo y con mucho trabajo llegué, por fin, al pedazo de estameña. Hasta el momento de caer al suelo había contado cincuenta y dos pasos, y al reanudar mi vuelta otros cuarenta y ocho, hasta llegar al trozo de género. Había, pues, un total de cien pasos. Contando una yarda por cada dos pasos, calculé que el calabozo tenía un circuito de cincuenta yardas. No obstante, había encontrado numerosos ángulos de pared, de modo que no podía hacerme una idea clara de la forma de la cripta, a la que llamo así pues no podía impedirme pensar que lo era.
Poca finalidad y menos esperanza tenían estas investigaciones, pero una vaga curiosidad me impelía a continuarlas. Apartándome de la pared, resolví cruzar el calabozo por uno de sus diámetros. Avancé al principio con suma precaución, pues aunque el piso parecía de un material sólido, era peligrosamente resbaladizo a causa del limo. Cobré ánimo, sin embargo, y terminé caminando con firmeza, esforzándome por seguir una línea todo lo recta posible. Había avanzado diez o doce pasos en esta forma cuando el ruedo desgarrado del sayo se me enredó en las piernas. Trastabillando, caí violentamente de bruces.
En la confusión que siguió a la caída no reparé en un sorprendente detalle que, pocos segundos más tarde, y cuando aún yacía boca abajo, reclamó mi atención. Helo aquí: tenía el mentón apoyado en el piso del calabozo, pero mis labios y la parte superior de mi cara, que aparentemente debían encontrarse a un nivel inferior al de la mandíbula, no se apoyaba en nada. Al mismo tiempo me pareció que bañaba mi frente un vapor viscoso, y el olor característico de los hongos podridos penetró en mis fosas nasales. Tendí un brazo y me estremecí al descubrir que me había desplomado exactamente al borde de un pozo circular, cuya profundidad me era imposible descubrir por el momento. Tanteando en la mampostería que bordeaba el pozo logré desprender un menudo fragmento y lo tiré al abismo. Durante largos segundos escuché cómo repercutía al golpear en su descenso las paredes del pozo; hubo por fin un chapoteo en el agua, al cual sucedieron sonoros ecos. En ese mismo instante oí un sonido semejante al de abrirse y cerrarse rápidamente una puerta en lo alto, mientras un débil rayo de luz cruzaba instantáneamente la tiniebla y volvía a desvanecerse con la misma precipitación.

Comprendí claramente el destino que me habían preparado y me felicité de haber escapado a tiempo gracias al oportuno accidente. Un paso más antes de mi caída y el mundo no hubiera vuelto a saber de mí. La muerte a la que acababa de escapar tenía justamente las características que yo había rechazado como fabulosas y antojadizas en los relatos que circulaban acerca de la Inquisición. Para las víctimas de su tiranía se reservaban dos especies de muerte: una llena de horrorosos sufrimientos físicos, y otra acompañada de sufrimientos morales todavía más atroces. Yo estaba destinado a esta última. Mis largos padecimientos me habían desequilibrado los nervios, al punto que bastaba el sonido de mi propia voz para hacerme temblar, y por eso constituía en todo sentido el sujeto ideal para la clase de torturas que me aguardaban.
Estremeciéndome de pies a cabeza, me arrastré hasta volver a tocar la pared, resuelto a perecer allí antes que arriesgarme otra vez a los horrores de los pozos -ya que mi imaginación concebía ahora más de uno- situados en distintos lugares del calabozo. De haber tenido otro estado de ánimo, tal vez me hubiera alcanzado el coraje para acabar de una vez con mis desgracias precipitándome en uno de esos abismos; pero había llegado a convertirme en el peor de los cobardes. Y tampoco podía olvidar lo que había leído sobre esos pozos, esto es, que su horrible disposición impedía que la vida se extinguiera de golpe.

La agitación de mi espíritu me mantuvo despierto durante largas horas, pero finalmente acabé por adormecerme. Cuando desperté, otra vez había a mi lado un pan y un cántaro de agua. Me consumía una sed ardiente y de un solo trago vacié el jarro. El agua debía contener alguna droga, pues apenas la hube bebido me sentí irresistiblemente adormilado. Un profundo sueño cayó sobre mí, un sueño como el de la muerte. No sé, en verdad, cuánto duró, pero cuando volví a abrir los ojos los objetos que me rodeaban eran visibles. Gracias a un resplandor sulfuroso, cuyo origen me fue imposible determinar al principio, pude contemplar la extensión y el aspecto de mi cárcel.
Mucho me había equivocado sobre su tamaño. El circuito completo de los muros no pasaba de unas veinticinco yardas. Durante unos minutos, esto me llenó de una vana preocupación. Vana, sí, pues nada podía tener menos importancia, en las terribles circunstancias que me rodeaban, que las simples dimensiones del calabozo. Pero mi espíritu se interesaba extrañamente en nimiedades y me esforcé por descubrir el error que había podido cometer en mis medidas. Por fin se me reveló la verdad. En la primera tentativa de exploración había contado cincuenta y dos pasos hasta el momento en que caí al suelo. Sin duda, en ese instante me encontraba a uno o dos pasos del jirón de estameña, es decir, que había cumplido casi completamente la vuelta del calabozo. Al despertar de mi sueño debí emprender el camino en dirección contraria, es decir, volviendo sobre mis pasos, y así fue cómo supuse que el circuito medía el doble de su verdadero tamaño. La confusión de mi mente me impidió reparar entonces que había empezado mi vuelta teniendo la pared a la izquierda y que la terminé teniéndola a la derecha. También me había engañado sobre la forma del calabozo. Al tantear las paredes había encontrado numerosos ángulos, deduciendo así que el lugar presentaba una gran irregularidad. ¡Tan potente es el efecto de las tinieblas sobre alguien que despierta de la letargia o del sueño! Los ángulos no eran más que unas ligeras depresiones o entradas a diferentes intervalos. Mi prisión tenía forma cuadrada. Lo que había tomado por mampostería resultaba ser hierro o algún otro metal, cuyas enormes planchas, al unirse y soldarse, ocasionaban las depresiones. La entera superficie de esta celda metálica aparecía toscamente pintarrajeada con todas las horrendas y repugnantes imágenes que la sepulcral superstición de los monjes había sido capaz de concebir. Las figuras de demonios amenazantes, de esqueletos y otras imágenes todavía más terribles recubrían y desfiguraban los muros. Reparé en que las siluetas de aquellas monstruosidades estaban bien delineadas, pero que los colores parecían borrosos y vagos, como si la humedad de la atmósfera los hubiese afectado. Noté asimismo que el suelo era de piedra. En el centro se abría el pozo circular de cuyas fauces, abiertas como si bostezara, acababa de escapar; pero no había ningún otro en el calabozo.

Vi todo esto sin mucho detalle y con gran trabajo, pues mi situación había cambiado grandemente en el curso de mi sopor. Yacía ahora de espaldas, completamente estirado, sobre una especie de bastidor de madera. Estaba firmemente amarrado por una larga banda que parecía un cíngulo. Pasaba, dando muchas vueltas, por mis miembros y mi cuerpo, dejándome solamente en libertad la cabeza y el brazo derecho, que con gran trabajo podía extender hasta los alimentos, colocados en un plato de barro a mi alcance. Para mayor espanto, vi que se habían llevado el cántaro de agua. Y digo espanto porque la más intolerable sed me consumía. Por lo visto, la intención de mis torturadores era estimular esa sed, pues la comida del plato consistía en carne sumamente condimentada.

Mirando hacia arriba observé el techo de mi prisión. Tendría unos treinta o cuarenta pies de alto, y su construcción se asemejaba a la de los muros. En uno de sus paneles aparecía una extraña figura que se apoderó por completo de mi atención. La pintura representaba al Tiempo tal como se lo suele figurar, salvo que, en vez de guadaña, tenía lo que me pareció la pintura de un pesado péndulo, semejante a los que vemos en los relojes antiguos. Algo, sin embargo, en la apariencia de aquella imagen me movió a observarla con más detalle. Mientras la miraba directamente de abajo hacia arriba (pues se encontraba situada exactamente sobre mí) tuve la impresión de que se movía. Un segundo después esta impresión se confirmó. La oscilación del péndulo era breve y, naturalmente, lenta. Lo observé durante un rato con más perplejidad que temor. Cansado, al fin, de contemplar su monótono movimiento, volví los ojos a los restantes objetos de la celda.

Un ligero ruido atrajo mi atención y, mirando hacia el piso, vi cruzar varias enormes ratas. Habían salido del pozo, que se hallaba al alcance de mi vista sobre la derecha. Aún entonces, mientras las miraba, siguieron saliendo en cantidades, presurosas y con ojos famélicos atraídas por el olor de la carne. Me dio mucho trabajo ahuyentarlas del plato de comida.
Habría pasado una media hora, quizá una hora entera -pues sólo tenía una noción imperfecta del tiempo-, antes de volver a fijar los ojos en lo alto. Lo que entonces vi me confundió y me llenó de asombro. La carrera del péndulo había aumentado, aproximadamente, en una yarda. Como consecuencia natural, su velocidad era mucho más grande. Pero lo que me perturbó fue la idea de que el péndulo había descendido perceptiblemente. Noté ahora -y es inútil agregar con cuánto horror- que su extremidad inferior estaba constituida por una media luna de reluciente acero, cuyo largo de punta a punta alcanzaba a un pie. Aunque afilado como una navaja, el péndulo parecía macizo y pesado, y desde el filo se iba ensanchando hasta rematar en una ancha y sólida masa. Hallábase fijo a un pesado vástago de bronce y todo el mecanismo silbaba al balancearse en el aire.

Ya no me era posible dudar del destino que me había preparado el ingenio de los monjes para la tortura. Los agentes de la Inquisición habían advertido mi descubrimiento del pozo. El pozo, sí, cuyos horrores estaban destinados a un recusante tan obstinado como yo; el pozo, símbolo típico del infierno, última Thule de los castigos de la Inquisición, según los rumores que corrían. Por el más casual de los accidentes había evitado caer en el pozo y bien sabía que la sorpresa, la brusca precipitación en los tormentos, constituían una parte importante de las grotescas muertes que tenían lugar en aquellos calabozos. No habiendo caído en el pozo, el demoniaco plan de mis verdugos no contaba con precipitarme por la fuerza, y por eso, ya que no quedaba otra alternativa, me esperaba ahora un final diferente y más apacible. ¡Más apacible! Casi me sonreí en medio del espanto al pensar en semejante aplicación de la palabra.
¿De qué vale hablar de las largas, largas horas de un horror más que mortal, durante las cuales conté las zumbantes oscilaciones del péndulo? Pulgada a pulgada, con un descenso que sólo podía apreciarse después de intervalos que parecían siglos... más y más íbase aproximando. Pasaron días -puede ser que hayan pasado muchos días- antes de que oscilara tan cerca de mí que parecía abanicarme con su acre aliento. El olor del afilado acero penetraba en mis sentidos... Supliqué, fatigando al cielo con mis ruegos, para que el péndulo descendiera más velozmente. Me volví loco, me exasperé e hice todo lo posible por enderezarme y quedar en el camino de la horrible cimitarra. Y después caí en una repentina calma y me mantuve inmóvil, sonriendo a aquella brillante muerte como un niño a un bonito juguete.

Siguió otro intervalo de total insensibilidad. Fue breve, pues al resbalar otra vez en la vida noté que no se había producido ningún descenso perceptible del péndulo. Podía, sin embargo, haber durado mucho, pues bien sabía que aquellos demonios estaban al tanto de mi desmayo y que podían haber detenido el péndulo a su gusto. Al despertarme me sentí inexpresablemente enfermo y débil, como después de una prolongada inanición. Aun en la agonía de aquellas horas la naturaleza humana ansiaba alimento. Con un penoso esfuerzo alargué el brazo izquierdo todo lo que me lo permitían mis ataduras y me apoderé de una pequeña cantidad que habían dejado las ratas. Cuando me llevaba una porción a los labios pasó por mi mente un pensamiento apenas esbozado de alegría... de esperanza. Pero, ¿qué tenía yo que ver con la esperanza? Era aquél, como digo, un pensamiento apenas formado; muchos así tiene el hombre que no llegan a completarse jamás. Sentí que era de alegría, de esperanza; pero sentí al mismo tiempo que acababa de extinguirse en plena elaboración. Vanamente luché por alcanzarlo, por recobrarlo. El prolongado sufrimiento había aniquilado casi por completo mis facultades mentales ordinarias. No era más que un imbécil, un idiota.

La oscilación del péndulo se cumplía en ángulo recto con mi cuerpo extendido. Vi que la media luna estaba orientada de manera de cruzar la zona del corazón. Desgarraría la estameña de mi sayo..., retornaría para repetir la operación... otra vez..., otra vez... A pesar de su carrera terriblemente amplia (treinta pies o más) y la sibilante violencia de su descenso, capaz de romper aquellos muros de hierro, todo lo que haría durante varios minutos sería cortar mi sayo. A esa altura de mis pensamientos debí de hacer una pausa, pues no me atrevía a prolongar mi reflexión. Me mantuve en ella, pertinazmente fija la atención, como si al hacerlo pudiera detener en ese punto el descenso de la hoja de acero. Me obligué a meditar acerca del sonido que haría la media luna cuando pasara cortando el género y la especial sensación de estremecimiento que produce en los nervios el roce de una tela. Pensé en todas estas frivolidades hasta el límite de mi resistencia.

Bajaba... seguía bajando suavemente. Sentí un frenético placer en comparar su velocidad lateral con la del descenso. A la derecha... a la izquierda... hacia los lados, con el aullido de un espíritu maldito... hacia mi corazón, con el paso sigiloso del tigre. Sucesivamente reí a carcajadas y clamé, según que una u otra idea me dominara.
Bajaba... ¡Seguro, incansable, bajaba! Ya pasaba vibrando a tres pulgadas de mi pecho. Luché con violencia, furiosamente, para soltar mi brazo izquierdo, que sólo estaba libre a partir del codo. Me era posible llevar la mano desde el plato, puesto a mi lado, hasta la boca, pero no más allá. De haber roto las ataduras arriba del codo, hubiera tratado de detener el péndulo. ¡Pero lo mismo hubiera sido pretender atajar un alud!
Bajaba... ¡Sin cesar, inevitablemente, bajaba! Luché, jadeando, a cada oscilación. Me encogía convulsivamente a cada paso del péndulo. Mis ojos seguían su carrera hacia arriba o abajo, con la ansiedad de la más inexpresable desesperación; mis párpados se cerraban espasmódicamente a cada descenso, aunque la muerte hubiera sido para mí un alivio, ¡ah, inefable! Pero cada uno de mis nervios se estremecía, sin embargo, al pensar que el más pequeño deslizamiento del mecanismo precipitaría aquel reluciente, afilado eje contra mi pecho. Era la esperanza la que hacía estremecer mis nervios y contraer mi cuerpo. Era la esperanza, esa esperanza que triunfa aún en el potro del suplicio, que susurra al oído de los condenados a muerte hasta en los calabozos de la Inquisición. 



Vi que después de diez o doce oscilaciones el acero se pondría en contacto con mi ropa, y en el mismo momento en que hice esa observación invadió mi espíritu toda la penetrante calma concentrada de la desesperación. Por primera vez en muchas horas -quizá días- me puse a pensar. Acudió a mi mente la noción de que la banda o cíngulo que me ataba era de una sola pieza. Mis ligaduras no estaban constituidas por cuerdas separadas. El primer roce de la afiladísima media luna sobre cualquier porción de la banda bastaría para soltarla, y con ayuda de mi mano izquierda podría desatarme del todo. Pero, ¡cuán terrible, en ese caso, la proximidad del acero! ¡Cuán letal el resultado de la más leve lucha! Y luego, ¿era verosímil que los esbirros del torturador no hubieran previsto y prevenido esa posibilidad? ¿Cabía pensar que la atadura cruzara mi pecho en el justo lugar por donde pasaría el péndulo? Temeroso de descubrir que mi débil y, al parecer, postrera esperanza se frustraba, levanté la cabeza lo bastante para distinguir con claridad mi pecho. El cíngulo envolvía mis miembros y mi cuerpo en todas direcciones, salvo en el lugar por donde pasaría el péndulo.
Apenas había dejado caer hacia atrás la cabeza cuando relampagueó en mi mente algo que sólo puedo describir como la informe mitad de aquella idea de liberación a que he aludido previamente y de la cual sólo una parte flotaba inciertamente en mi mente cuando llevé la comida a mis ardientes labios. Mas ahora el pensamiento completo estaba presente, débil, apenas sensato, apenas definido... pero entero. Inmediatamente, con la nerviosa energía de la desesperación, procedí a ejecutarlo.

Durante horas y horas, cantidad de ratas habían pululado en la vecindad inmediata del armazón de madera sobre el cual me hallaba. Aquellas ratas eran salvajes, audaces, famélicas; sus rojas pupilas me miraban centelleantes, como si esperaran verme inmóvil para convertirme en su presa. «¿A qué alimento -pensé- las han acostumbrado en el pozo?» A pesar de todos mis esfuerzos por impedirlo, ya habían devorado el contenido del plato, salvo unas pocas sobras. Mi mano se había agitado como un abanico sobre el plato; pero, a la larga, la regularidad del movimiento le hizo perder su efecto. En su voracidad, las odiosas bestias me clavaban sus afiladas garras en los dedos. Tomando los fragmentos de la aceitosa y especiada carne que quedaba en el plato, froté con ellos mis ataduras allí donde era posible alcanzarlas, y después, apartando mi mano del suelo, permanecí completamente inmóvil, conteniendo el aliento.

Los hambrientos animales se sintieron primeramente aterrados y sorprendidos por el cambio... la cesación de movimiento. Retrocedieron llenos de alarma, y muchos se refugiaron en el pozo. Pero esto no duró más que un momento. No en vano había yo contado con su voracidad. Al observar que seguía sin moverme, una o dos de las mas atrevidas saltaron al bastidor de madera y olfatearon el cíngulo. Esto fue como la señal para que todas avanzaran. Salían del pozo, corriendo en renovados contingentes. Se colgaron de la madera, corriendo por ella y saltaron a centenares sobre mi cuerpo. El acompasado movimiento del péndulo no las molestaba para nada. Evitando sus golpes, se precipitaban sobre las untadas ligaduras. Se apretaban, pululaban sobre mí en cantidades cada vez más grandes. Se retorcían cerca de mi garganta; sus fríos hocicos buscaban mis labios. Yo me sentía ahogar bajo su creciente peso; un asco para el cual no existe nombre en este mundo llenaba mi pecho y helaba con su espesa viscosidad mi corazón. Un minuto más, sin embargo, y la lucha terminaría. Con toda claridad percibí que las ataduras se aflojaban. Me di cuenta de que debían de estar rotas en más de una parte. Pero, con una resolución que excedía lo humano, me mantuve inmóvil.
No había errado en mis cálculos ni sufrido tanto en vano. Por fin, sentí que estaba libre. El cíngulo colgaba en tiras a los lados de mi cuerpo. Pero ya el paso del péndulo alcanzaba mi pecho. Había dividido la estameña de mi sayo y cortaba ahora la tela de la camisa. Dos veces más pasó sobre mí, y un agudísimo dolor recorrió mis nervios. Pero el momento de escapar había llegado. Apenas agité la mano, mis libertadoras huyeron en tumulto. Con un movimiento regular, cauteloso, y encogiéndome todo lo posible, me deslicé, lentamente, fuera de mis ligaduras, más allá del alcance de la cimitarra. Por el momento, al menos, estaba libre.

Libre... ¡y en las garras de la Inquisición! Apenas me había apartado de aquel lecho de horror para ponerme de pie en el piso de piedra, cuando cesó el movimiento de la diabólica máquina, y la vi subir, movida por una fuerza invisible, hasta desaparecer más allá del techo. Aquello fue una lección que debí tomar desesperadamente a pecho. Indudablemente espiaban cada uno de mis movimientos. ¡Libre! Apenas si había escapado de la muerte bajo la forma de una tortura, para ser entregado a otra que sería peor aún que la misma muerte. Pensando en eso, paseé nerviosamente los ojos por las barreras de hierro que me encerraban. Algo insólito, un cambio que, al principio, no me fue posible apreciar claramente, se había producido en el calabozo. Durante largos minutos, sumido en una temblorosa y vaga abstracción me perdí en vanas y deshilvanadas conjeturas. En estos momentos pude advertir por primera vez el origen de la sulfurosa luz que iluminaba la celda. Procedía de una fisura de media pulgada de ancho, que rodeaba por completo el calabozo al pie de las paredes, las cuales parecían -y en realidad estaban- completamente separadas del piso. A pesar de todos mis esfuerzos, me fue imposible ver nada a través de la abertura.

Al ponerme otra vez de pie comprendí de pronto el misterio del cambio que había advertido en la celda. Ya he dicho que, si bien las siluetas de las imágenes pintadas en los muros eran suficientemente claras, los colores parecían borrosos e indefinidos. Pero ahora esos colores habían tomado un brillo intenso y sorprendente, que crecía más y más y daba a aquellas espectrales y diabólicas imágenes un aspecto que hubiera quebrantado nervios más resistentes que los míos. Ojos demoniacos, de una salvaje y aterradora vida, me contemplaban fijamente desde mil direcciones, donde ninguno había sido antes visible, y brillaban con el cárdeno resplandor de un fuego que mi imaginación no alcanzaba a concebir como irreal.
 
¡Irreal...! Al respirar llegó a mis narices el olor característico del vapor que surgía del hierro recalentado... Aquel olor sofocante invadía más y más la celda... Los sangrientos horrores representados en las paredes empezaron a ponerse rojos... Yo jadeaba, tratando de respirar. Ya no me cabía duda sobre la intención de mis torturadores. ¡Ah, los más implacables, los más demoniacos entre los hombres! Corrí hacia el centro de la celda, alejándome del metal ardiente. Al encarar en mi pensamiento la horrible destrucción que me aguardaba, la idea de la frescura del pozo invadió mi alma como un bálsamo. Corrí hasta su borde mortal. Esforzándome, miré hacia abajo. El resplandor del ardiente techo iluminaba sus más recónditos huecos. Y, sin embargo, durante un horrible instante, mi espíritu se negó a comprender el sentido de lo que veía. Pero, al fin, ese sentido se abrió paso, avanzó poco a poco hasta mi alma, hasta arder y consumirse en mi estremecida razón. ¡Oh, poder expresarlo! ¡Oh espanto! ¡Todo... todo menos eso! Con un alarido, salté hacia atrás y hundí mi cara en las manos, sollozando amargamente.
El calor crecía rápidamente, y una vez más miré a lo alto, temblando como en un ataque de calentura. Un segundo cambio acababa de producirse en la celda..., y esta vez el cambio tenía que ver con la forma. Al igual que antes, fue inútil que me esforzara por apreciar o entender inmediatamente lo que estaba ocurriendo. Pero mis dudas no duraron mucho. La venganza de la Inquisición se aceleraba después de mi doble escapatoria, y ya no habría más pérdida de tiempo por parte del Rey de los Espantos. Hasta entonces mi celda había sido cuadrada. De pronto vi que dos de sus ángulos de hierro se habían vuelto agudos, y los otros dos, por consiguiente, obtusos. La horrible diferencia se acentuaba rápidamente, con un resonar profundo y quejumbroso. En un instante el calabozo cambió su forma por la de un rombo. Pero el cambio no se detuvo allí, y yo no esperaba ni deseaba que se detuviera. Podría haber pegado mi pecho a las rojas paredes, como si fueran vestiduras de eterna paz. «¡La muerte!» -clamé-. «¡Cualquier muerte, menos la del pozo!» ¡Insensato! ¿Acaso no era evidente que aquellos hierros al rojo tenían por objeto precipitarme en el pozo? ¿Podría acaso resistir su fuego? Y si lo resistiera, ¿cómo oponerme a su presión? El rombo se iba achatando más y más, con una rapidez que no me dejaba tiempo para mirar. Su centro y, por tanto, su diámetro mayor llegaba ya sobre el abierto abismo. Me eché hacia atrás, pero las movientes paredes me obligaban irresistiblemente a avanzar. Por fin no hubo ya en el piso del calabozo ni una pulgada de asidero para mi chamuscado y convulso cuerpo. Cesé de luchar, pero la agonía de mi alma se expresó en un agudo, prolongado alarido final de desesperación. Sentí que me tambaleaba al borde del pozo... Desvié la mirada...

¡Y oí un discordante clamoreo de voces humanas! ¡Resonó poderoso un toque de trompetas! ¡Escuché un áspero chirriar semejante al de mil truenos! ¡Las terribles paredes retrocedieron! Una mano tendida sujetó mi brazo en el instante en que, desmayado, me precipitaba al abismo. Era la del general Lasalle. El ejército francés acababa de entrar en Toledo. La Inquisición estaba en poder de sus enemigos.